miércoles, 9 de marzo de 2011

Final Fantasy

Para Karina Posadas Torrijos,
cuyos cuentos siempre me han gustado
por su combinación llena de fantasía, realidad y locura onírica.

Miré al tendero con los ojos entrecerrados. Hacía más de quince minutos que esperaba mi desayuno.
- Oiga…tengo clase en unos momentos- reclamé por la barra.
Detestaba a los nuevos encargados de la cafetería. Eran tan lentos y encima, si les peleabas algo, te lanzaban majaderías. Igual que en ese instante.
Volví a exigir mi plato. El chico que atendía la barra se dio la vuelta.
- Ya casi está- murmuró entre dientes.
- Gracias- mascullé, volviéndome a mi mesa, donde me encontraba sentada con Karina.
- ¿Qué pasó Ale? ¿Ya te la van a entregar?- preguntó ella.
- Pues a según- respondí, encogiéndome de hombros.
Karina me sonrió, como tratando de consolarme por mi mal humor.
- ¿Ya te conté de qué estoy planeando un nuevo cuento?- inquirió emocionada Karina.
Levanté la vista, interesada.
Creo que no ¿Ahora de que tratará?
-Bueno, todavía no lo tengo muy claro…¡Pero hablará de esas muñecas de colección, de eso estoy segura! Va a ser de una muñeca que cuando le coloques un cristal mágico en el ojo, tendrá vida- contó Karina, animada.
- ¿Y cómo va a ser el crista?- pregunté interesada.
- Bueno, me estaba acordando que la otra vez en el messenger mencionaste que te gustaban los unicornios por sus cuernos, y de ahí me nació la idea. Creo que el cristal va a tener esa forma.
Me llamaron. Al levantarme, encontré a mi prima menor desde la puerta. Le hice señas para que se acercara. Tomé mi bandeja y volvimos con Karina, quien nos comenzó a contar pequeños detalles de su próximo cuento.
- ¡Y cuándo sea el momento de despertar a la muñeca, los cristales resplandecerán! ¡Y el del ojo crecerá!- terminó Karina con tono triunfal.
- Wow… suena genial… Me agrada tu idea.- le aplaudí.
Karina sonrió con satisfacción. Musitó un "gracias" y no sin antes despedirse de nosotras, prometiendo que me enseñaría el cuento cuando lo tuviera terminado, se retiró. Mi prima y yo todavía nos quedamos un rato, platicando.
Ahora bien, debo aclarar que mi prima andaba viviendo con mi familia en ese instante. Acababa de salir de la secundaria y cursaba el primer año de preparatoria, en el Plantel No. 3 de la UAEM. Como le quedaba muy lejos de Atlacomulco (donde ella originalmente era), sus padres decidieron enviarla con mis  hermanos y yo, por residir en Toluca…
Claro… esto no hubiera sido posible si mi padre no hubiera aceptado.
Mi prima y yo teníamos una buena relación, a pesar de llevarnos siete años de diferencia. Tal vez por eso, en aquella ocasión no dudó en comentarme sobre sus deseos de ir a la Convención de Cómics y Manga que se celebraba cada año en el Parque Colosio.
Emocionada, le propuse ir. Mi prima dio brincos de alegría que no pararon hasta el día acordado, cuando mi padre decidió llevarnos a la parada del autobús. Mi prima se había hecho un cosplay de algún personaje curioso de Final Fantasy, cuyo nombre no podía recordar. Curiosamente, a cada lado de la espalda tenía dos cristales negros y largos que parecían lanzas, y en su mano derecha sostenía otro… parecido a un cuerno de unicornio.
- ¿Y esa muñeca?- le pregunté extrañada, al señalar la que mi prima sostenía en su regazo.
Tenía hermosos cabellos rubios y un vestido blanco.
- Es de colección. De ella tomé un poco la idea del vestido- contestó mi prima, justamente cuando mi papá pasaba cerca de una montaña de arena.
Miré a mi prima y luego a la muñeca.
- Ya. fue mi escueta respuesta.
Mi padre dio mal la vuelta y las montañas de arena que estaban detrás, comenzaron a derrumbarse, causando una tolvanera. Volteé. Si mi padre no aceleraba, las arenas nos cubririrían por completo.
- ¿Por qué nos venimos por aquí?- gemí asustada.
Mi prima volteó y apretó su muñeca con fuerza. Mi padre no respondió, solamente aceleró más el carro, resbalándose contra las arenas que parecian perseguirnos. El coche dio una vuelta extraña, como si fuera un trompo y el interior se sacudió.
Finalmente, nuestra camioneta roja salió disparada hacia una acantilado desconocido, sin que las arenas dejaran de perseguirnos.
Y entonces ocurrió…
Ocurrió algo que cabía dentro de lo increíble.
Los cristales de mi prima comenzaron a resplandecer y el cuerno de unicornio, no sólo resplandeció… sino que también creció.
La muñeca se movía, aunque no sabíamos si era  por el traqueteo que el coche realizaba, o por alguna fuerza extraña.
- El cuento de tu amiga se está haciendo realidad- murmuró mi prima, atónita.
- No digas tonterías, los cuentos no se hacen reales- resoplé, pero me callé al ver como mi prima volteba a asu muñeca.
- Pero ve, todo coincide: la muñeca, los cristales, y este… que creció- dijo ella, asustada, señalando al que parecía un cuerno de unicornio.
Negué con la cabeza, esperanzada de que aquello no fuera real. Pero lo era ¡De alguna forma lo era!
Desistí un poco de continuar con mi escepticismo cuando observé como mi prima, por curiosidad, metía el crista cuerno de unicornio en el ojo derecho de la muñeca, que se incrustó sin ningún esfuerzo. Fue como si el mismo ojo lo absorbiera.
- Los cuentos de Karina se hacen realidad- susurré con un hilo de voz.
La carretera había vuelto a la tranquilidad. Ahora pasábamos por un sendero de árboles.
Una vez que la muñeca absorbiera el cristal, parpadeó, miró a todos lados, como si buscara algo. O al menos eso decía mi prima, porque yo todavía la veía muy quieta. Así que no le creía.
"Una coincidencia no revela mucho" traté de tranquilizarme, no logrado porque al instante la muñeca dio un giro, guiñándome el ojo. Sobresaltada, gemí.
- ¡Te lo dije! ¡Está viva!- exclamaba mi prima, demasiado apanicada.
La muñeca me observó con atención. Me hice para atrás, espantada al observar todos sus gestos dirigidos a mí, como si quisiera descubrir el interior de mi alma. Traté de recordar que más había en el cuento de Karina, pero mi pensamiento se bloqueaba por el miedo y la sorpresa que crecían en cada movimiento que la muñeca realizaba.
Abrí los ojos, atacada…
Cuando repentinamente, la muñeca me agarró de un brazo con su mano diminuta. Lo sostenía con fuerza, como si no quisiera dejarme ir. Y como si aquello no fuera bastante ya para acrecentar mi sorpresa y miedos….
¡Habló!
Era una voz suave y casi infantil, apenas entendible. Pero no fue exactamente su voz lo que me causó conmoción…
Sino sus palabras:
- ¿Eres el príncipe?
- ¡¿Qué?!- pregunté alterada. Miré a mi prima, confundida.
Ella tampoco parecía entender que ocurría.
- Si eres el príncipe- repitió la muñeca, esta vez fastidiada.
- Disculpa…pero no te entiendo- contesté.
La muñeca alzó la cabeza, para observarme mejor.
- Lo pareces ¿Eres el príncipe?- repitió.
- ¿Príncipe de qué?- reclamé- No entiendo de qué me hablas ¿Una vida pasada? Si es así, yo ya no recuerdo nada.
- ¿Eres el príncipe?- repitió la muñeca, más insistente.
Fugazmente recordé el cuento Apocalypsis… For Ever de Karina… Yo era la heroína… renegada… en el fin del mundo…
Desesperada, quise averiguar si había alguna relación entre ese cuento y este que parecía ocurrir.
- ¿Y sí soy el príncipe qué? ¿Salvo al mundo?- aullé, mirando fijamente a la muñeca con mis ojos penetrantes.
La muñeca sonrió con maldad…
Desperté de un sobresalto. Los rayos del sol me daban de lleno en la cara.
"Menos mal, fue un sueño" pensé al tratar de pararme, pero…
Unas manos diminutas me abrazaron con fuerza, reteniéndome en mi cama.
15 de diciembre de 2009
(Publicado el 12 de enero de 2010 en el espacio de Windows Live)

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