viernes, 4 de marzo de 2011

Terror a Medianoche

Cerré la sesión del messenger, dispuesta a caer en mi cama. Tenía mucho sueño como para prender la grabadora, colocar un cd de New Age y dejarme mecer por las suaves notas musicales de esta hermosa música. Apagué la compu, seguida del interruptor de luz. Me acosté, esperando dejarme seducir por el dios Hipnos.
Sin embargo, la intensa desesperación por no poderme acomodar gustosamente en mi cama me causó un poco de estrés nocturno.
La noche comenzaba a envolverme lentamente cuando escuché el lamento lejano de alguien. Abrí los ojos, asustada. El aullido se mezclaba con un ligero zumbido, capaz de causarme escalofríos. Aturdida, espantada y asustada, me oculté hasta lo más profundo de las cobjas, querendo conciliar el sueño y así olvidarme del ruido infernal ese.
El ruidito comenzó a intensificarse. Casi lo podía sentir a mi lado. Me dio escalofríos. Di otra vuelta. Poco a poco mi audición captó de que parte provenía ese aullido de miedo. Era afuera de mi cuarto, por donde estaban las escaleras. "Sea quien sea, ha de estar deambulando por la casa" pensé de inmediato. Volví a darme otra vuelta, abrí los ojos, esta vez viendo hacia la puerta para ver si existía una luz medio macabra capaz de acompañar a los espíritus.
Todo estaba oscuro.
La curiosidad comenzó a intensificarse en mi interior. Por una parte me daba miedo descubrir la causa del ruido, pero por otra deseaba saberlo. El extraño lamento estaba cada vez más fuerte. Salí de mi cama, decidida a enfrentar al terrible fantasma. Tomé mi lámpara de viaje para iluminarme en la noche, y no gritar aterrada ante la posible aparición.
Salí de mi cuarto, temblando de pies a cabeza. Escuché el lamento con más fuerza, pero no provenía de las escaleras. Mas bien, venía del vestíbulo. Me persigné antes de bajar por las escaleras y llegar al vestíbulo. La luz de la lámpara no era suficiente para calmar mis nervios, así que comencé a prender las luces de la casa, conforme avanzaba al lugar de origen de aquel ruido infernal.
Pronto lo descubrí y abrí la boca de sorpresa:
El filtro de la pecera ya no tenía agua y por lo tanto chillaba para que le diéramos el suministro necesario. Di un suspiro tranquilizador la descubrir que no había fantasmas en mi casa. Corrí por un vaso de agua. Pocos segundos después de colocar el agua en el filtro, el ruido cesó. Más tranquila, regresé a mi cama, esta vez para dormir lo que restaba de la noche.
(Publicado el 22 de julio de 2008 en el espacio de Windows Live)

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